ÁRBOL
Detenido
en su quietud, en el mismo centro donde las ramas se bifurcan y en canto único
a través de los días está el árbol, sueño y persistencia. Nosotros nos
preguntamos por él, que de nada le hace falta saber.
Crecerá
en su cintura y desplegará sus ramas, sus flores y expandirá el verdor. Dará
vencidas sus hojas en las lluvias y las arqueará en las nieves para seguir su
propia existencia ajeno a nuestras divagaciones.
Siempre
próximo y a la vez ausente por su humildad, no saltará como perro ni cantará
como pájaro, simplemente crecerá clavado al suelo.
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